El escritor cordobés publicó cinco relatos magníficos que expresan la experiencia de vivir en soledad y las zozobras que produce estar con los otros en comunidad. “Mis cuentos surgen más como una especie de geografía, a partir de una suerte de ensoñación”. La tristeza a la intemperie. El escándalo y la desesperación no son semillas que puedan germinar en pequeños pueblos como los que construye el cuentista cordobés Federico Falco. Las tensiones abonadas no se ocultan debajo de la alfombra, como sucede en las ciudades, sino que se acoplan con los elementos del paisaje, como la nieve que transforma a un jardín en un gran campo blanco o los copos que se superponen en las ventanas hasta formar “un muro impenetrable”. Hay cinco relatos magníficos en Un cementerio perfecto (Eterna Cadencia) que proponen una especie de sensei de la experiencia de vivir en soledad y de las zozobras que produce estar con los otros en comunidad. El altar del “rey de las liebres” está casi al borde del prado,...