Cuando Haruki Murakami (Kioto, 1949) apareció, a principios del mes de mayo, por primera vez en dieciocho años en público en su Japón natal, aseguró que lo hacía para «honrar» a su amigo Hayao Kawai, fallecido en 2007. Nadie sabía que el escritor nipón mantuviera una relación personal con el psicólogo. Y es que poco (o nada) se sabe de su vida privada, que Murakami se afana en proteger con ese velo de fabuloso misterio que lleva imprimiendo a su obra desde que decidiera convertirse en escritor y abandonar sus noches de jazz e insomnio allá por 1986.
Aquel día, Murakami también salía de su escondite («No es que me salgan erupciones en la piel cuando estoy delante de mucha gente, me gusta ir en autobús y en metro y vivir una vida normal», dijo entonces según recogió Reuters) para apoyar el lanzamiento en Japón de su último libro, «Los años de peregrinación del chico sin color», novela que hoy sale a la venta en España publicada por Tusquets.
En ella, el autor oriental más occidental, tan eterno como prematuro candidato al Nobel, recrea un viaje interior hacia los más oscuros abismos de la soledad. Es, según aseguró el escritor, «una historia que tiene lugar en el mundo real», «al contrario» de lo que sucedía en otras de sus novelas. Esta historia «real» está protagonizada por Tsukuru Tazaki, un joven que trabaja diseñando vías de tren y que debe regresar a un doloroso episodio de su pasado para poder encontrarse consigo mismo, volver a sentir y darse la oportunidad de ser feliz.
Best seller en Japón
Nada más publicarse, el libro se convirtió en un auténtico best seller en Japón, donde la editorial tuvo que imprimir un millón de ejemplares en una sola semana y se dispararon, además, las piezas musicales de Liszt (Le Mal du Pays, de los Años de peregrinaje del compositor húngaro, es casi un personaje más en la novela). En España, con la piratería como espada de Damocles del sector editorial y el Nielsen (consultora que analiza la venta de libros en España) cayendo un 40% en solo un año, Tusquets publicará una tirada inicial de 100.000 ejemplares, siendo la primera editorial en el mundo (fuera de Japón, claro está) en traducir la novela.
Se trata de una cifra de salida nada desdeñable («importante, dados los tiempos que corren», según la editorial) si tenemos en cuenta el histórico de ventas de Murakami en España. Según los datos de Tusquets (que no pudo «recopilar y cotejar debidamente» la cifra global), Tokio Blues es el libro más vendido del japonés en España. Le siguen 1Q84 (libros 1 y 2) y Kafka en la orilla, cuyas ventas superan los 150 000 ejemplares respectivamente.
Cifras aparte, Los años de peregrinación del chico sin color supone una vuelta de tuerca al universo de Murakami. Como explica Ana Esteban, editora del autor en España, «el libro es un viaje para recuperar nuestros propios sentimientos». «Deja muchos misterios en el aire y eso forma parte de su universo creativo. Murakami siempre quiere dejar cabos por atar. Dado lo indescifrable del mundo, es la manera que tiene de transmitirle al lector el misterio de la vida».
Una novela «no tan sentimental»
Esteban reconoce que esta novela «aparentemente no es tan sentimental como otras» y en ella lo poco fantástico que hay (un punto de inflexión en su obra) «es crucial», al igual que la amistad, el misterio de la muerte (el comienzo, con una reflexión sobre el suicidio, es arrebatador) o la música, siempre la música (los lectores que se dejen llevar por la influencia de la lectura y se sumerjan en las notas de Franz Liszt descubrirán que los Años de peregrinaje no es una obra fácil y requiere varias escuchas, tal y como pretendía Murakami). Y es que el autor de After Dark es un melómano que incluso se permite la licencia de incluir, en el desarrollo de la novela, guiños y sus propias críticas a las mejores (y peores) versiones de Le mal du pays.
Pero, más allá de las peculiaridades propias de un autor cuyo talento creativo alcanza notable cotas, Los años de peregrinación del chico sin color está lleno de ideas sobre nuestra propia vida presente. Las reflexiones sobre el mundo laboral son constantes (ya sea a través del personaje que trabaja en un concesionario de coches, el que tiene su propia empresa de asesoría para directivos o el que vive en Finlandia entregado a la cerámica). Esa es la clave por la que, según la editora, el libro «va a llegar a muchas personas». Porque, en este caso, «la historia tiene lugar en el mundo real, sus personajes se enfrentan a lo indescifrable del mundo y están tan perdidos como el resto de la humanidad».
Murakami es el único que tiene esa capacidad para conectar con el lector. ¿Cómo lo consigue? Pues, según Ana Esteban, las claves de su obra son «su conexión con la música (clásica y de jazz), lo onírico y fantástico de su narrativa y su capacidad para recrear los sentimientos y el misterio del mundo».
Todo ello sin ser un autor tan prolífico como parece (el hecho de que Tusquets haya intercalado novelas antiguas con nuevas da la sensación de que Murakami es el Woody Allen de la literatura, pero todo lo contrario) y esperando, aún, el Nobel. «Falta un poco para el Nobel. Es de culto y los que le leen se sienten iniciados, pero aún es un escritor muy joven y que venda tanto en el mundo le perjudica ante la Academia Sueca», sentencia la editora. Y es que, como dice un personaje de esta última novela, «así como no hay que temer a los moldes, tampoco hay que tener miedo de romperlos».
Fuente: ABC
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