En enero de 1999 la melancólica y solitaria superficie de Marte pronto será conquistada por Nathaniel York quien emprende su viaje en pleno invierno de Ohio, EE. UU.; La marea de calor que su nave infunde a la superficie terrestre convierte ese frío en un caluroso y sorpresivo verano. Los pormenores de dichos episodios y muchos otros publicados en 1950 por Ray Bradbury son el resultado de las mundialmente conocidas Crónicas marcianas. El verano del cohete funciona de introducción a las historias que se desplegaran en el libro. Allí su narrador nos cuenta con una voz infantil el cambio climático provocado por el lanzamiento del primer cohete al planeta Marte.
En 1972 luego del lanzamiento del Apolo 16, sale a la venta Honky Château quinta placa de Elton John donde incluye la canción Rocket Man (I Think It's Going to Be a Long, Long Time) cuya letra alude a la soledad y aislamiento que siente el hombre cohete que deja la Tierra y a su familia para emprender un viaje a Marte.
El motivo que llevó a E. John a agregarle parte del coro de la canción en el título se debió a que dos años antes la banda Pearls Before Swine había lanzado el single Rocket Man, y para distinguir la suya de aquella canción anterior decidió sumarle el inusitado anexo.
Tiempo después se supo que el líder de la banda de los Pearls..., Tom Rapp, se había inspirado para la letra de su canción en el libro de ciencia ficción de Ray Bradbury Crónicas marcianas.
Ray Bradbury - Crónicas Marcianas
(primer capítulo)
ENERO DE 1999
El verano del cohete
Un minuto antes era invierno en Ohio; las puertas y las ventanas estaban cerradas, la escarcha empañaba los vidrios, los carámbanos bordeaban los techos, los niños esquiaban en las pendientes; las mujeres envueltas en abrigos de piel caminaban pesadamente por las calles heladas como grandes osos negros.
Y de pronto, una larga ola de calor atravesó el pueblo; una marea de aire cálido, como si alguien hubiera dejado abierta la puerta de un horno. El calor latió entre las casas y los arbustos y los niños. Los carámabanos cayeron, se quebraron y se fundieron. Las puertas se abrieron de par en par; las ventanas se levantaron; los niños se quitaron las ropas de lana; las mujeres guardaron en los armarios los disfraces de oso; la nieve se derritió, descubriendo los prados verdes y antiguos del último verano.
El verano del cohete. Las palabras corrieron de boca en boca por las casas abiertas y ventiladas. El verano del cohete. El caluroso aire desértico cambió los dibujos de la escarcha en los vidrios, borrando la obra de arte. Los esquíes y los trineos fueron de pronto inútiles. La nieve, que caía sobre el pueblo desde los cielos helados , llegaba al suelo transformada en una lluvia tórrida.
El verano del cohete. La gente se asomaba a los porches goteantes y observaba el cielo, cada vez más rojo.
El cohete, instalado en la plataforma de lanzamiento, soplaba rosadas nubes de fuego y calor de horno. El cohete se alzaba en la fría mañana de invierno, creaba verano con cada aliento de los poderosos escapes. El cohete transformaba los climas, y durante unos instantes fue verano en la tierra...
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