Una reflexión sobre el trabajo del traductor como un acto de interpretación crítica, un acto creativo, consciente del impacto emocional de las palabras y de su aura social.
En este pequeño e incisivo ensayo, la eminente traductora Edith Grossman reflexiona acerca de la importancia cultural de la traducción, no sólo como el medio que nos permite acceder a la literatura escrita originalmente en uno de los incontables idiomas que no podemos leer, sino como una presencia literaria concreta que nos ayuda a conocer, a percibir desde un ángulo distinto y a atribuir nuevo valor a lo que hasta entonces era desconocido. Grossman explicita asimismo su concepción del trabajo del traductor como un acto de interpretación crítica, un acto creativo, en suma, que requiere "desarrollar un agudo sentido del estilo en ambos idiomas, afilando y ampliando nuestra conciencia crítica del impacto emocional de las palabras, el aura social que las rodea, el escenario y el clima que las informan, la atmósfera que crean". Y lo fundamenta con dos ejemplos bellos y elocuentes presentados en los últimos capítulos: su propia experiencia como traductora del Quijote (que llevó a Harold Bloom a llamarla la "Glenn Gould" de la traducción) y de la poesía del Siglo de Oro español.
Contra todos los tópicos sobre la traducción, Grossman analiza y explica
por qué es fundamental para la construcción de una cultura universal. En
pocas páginas pero sin dejar ningún hilo suelto, analiza los problemas que
presenta la traducción y las soluciones que los traductores han encontrado
para esquivarlos. Toda una lección contra el injustamente famoso
'tradutore, traditore'.
Sobre la autora
Edith Grossman Filadelfia, Estados Unidos, 1936
Reconocida traductora de literatura latinoamericana y española, Edith Grossman hizo su carrera de grado en la Universidad de Pennsylvania, realizó estudios de posgrado en la UC Berkeley y se doctoró en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Nueva York. También se ha dedicado a la crítica literaria y a la docencia.
Tradujo al inglés Don Quijote, poesía del Siglo de Oro español y obras de autores contemporáneos como Gabriel García Márquez, Antonio Muñoz Molina, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, entre otros. Su versión del Quijote, publicada en 2003, ha sido considerada como una obra maestra de la traducción del español al inglés y elogiada por críticos y autores como Carlos Fuentes y Harold Bloom.
Fragmento
En 2007 la profesora María Rosa Menocal me invitó a la Universidad de Yale para inaugurar una serie de conferencias anuales auspiciadas por el Whitney Center para las Humanidades. El título general de la serie iba a ser "Por qué X importa", y la X dependía del campo o el área de especialización de la persona que diera las conferencias. En mi caso, como es natural, esa temible incógnita era la traducción.
Acepté de inmediato. Siempre he disfrutado de mis visitas a Yale y de la oportunidad de hablar a los estudiantes inteligentes y entusiastas y al empeñoso cuerpo de profesores que conocí allí. Por otra parte, invariablemente me da un gran placer hablar sobre traducción, en todo tipo de entorno, formal e informal, casual y académico.
La introducción y los dos primeros capítulos del libro se basan en tres charlas que di en el Whitney Center en la primavera de 2008. El capítulo final, "Traducir poesía", fue escrito especialmente para este volumen. Estaba inspirado en un trabajo que había realizado recientemente y en otro que estaba por comenzar: la selección de poemas del Renacimiento que había traducido unos años antes para Norton, que fue publicada en 2006 en The Golden Age: Poems of the Spanish Renaissance (El Siglo de Oro: Poemas del Renacimiento Español), y, bajo los auspicios de la Fundación Guggenheim, el importante proyecto de traducción -las Soledades de Luis de Góngora- que ocuparía la mayor parte de mi tiempo en 2009. Había discutido con frecuencia los temas implicados en la traducción de narrativa, pero preparar este libro parecía el momento perfecto para empezar a encarar la cuestión aun más problemática de cómo se traslada un poema de un idioma a otro.
Espero que la lectura de estos ensayos inspire a otros modos de pensar y hablar sobre la traducción. Mi intención es estimular una consideración nueva de un área de la literatura que demasiado a menudo es ignorada, incomprendida o tergiversada. A medida que el mundo parece hacerse más pequeño y más interdependiente e interconectado, mientras que al mismo tiempo las naciones y los pueblos se vuelven paradójicamente cada vez más antagónicos entre sí, la traducción tiene una importante función que cumplir que, según creo, debe ser apreciada y alimentada. La traducción no sólo juega su importante papel tradicional como el medio que nos permite acceder a la literatura escrita originalmente en uno de los incontables idiomas que no podemos leer, sino que representa además una presencia literaria concreta con la capacidad crucial de facilitar y hacer más significativa nuestra relación con quienes podemos no haber tenido contacto antes. La traducción siempre nos ayuda a saber, a ver desde un ángulo distinto, a atribuir nuevo valor a lo que una vez puede haber sido desconocido. Como naciones y como individuos, tenemos una necesidad crítica de este tipo de comprensión y penetración. La alternativa es impensable.
Fuente: Katz Editores
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