Más de 450 millones de personas hablan español en el mundo, según un informe elaborado por el Instituto Cervantes en 2011: «El español, una lengua viva». Los resultados de dicho análisis señalan que es la cuarta lengua del mundo por número de hablantes y el segundo idioma de comunicación internacional. El futuro, pese a ser incierto, parece apuntar hacia un aumento de la población mundial hispanohablante, al que sólo podrá hacer sombra el imperio chino.
«Estamos en un momento óptimo en el que el español crece como primera lengua, pero también como segundo idioma», aseguró Pilar Celma, presidenta de AEPE, en la conferencia inaugural del XLVII congreso de profesores de español. Ante esta situación, Celma afirmó que «tenemos que estar muy orgullosos de su expansión», pero que no «nos podemos olvidar de aquellos países donde debido a la crisis económica se están suprimiendo los recursos de la lengua castellana». Celma hizo referencia a la eliminación de muchos lectorados en zonas de África y Asia. Precisamente, asegura que desde la organización van a intentar crear un aula para el aprendizaje en Uzbekistán.
El mestizaje es lo que caracteriza a la lengua española, según Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes, y en lo que puede residir la clave de su éxito. «El castellano nació como lengua mestiza para poder entenderse en las relaciones humanas (también en el amor), y luego se hizo aún más mestiza cuando dio el salto a América». Precisamente, la paradoja del castellano es que aúna bajo el paraguas de una misma lengua a muchas y muy diversas culturas.
Otra característica que enriquece al español es su capacidad para adaptarse a los tiempos que corren. «Lo que ocurre en Argentina con el espectacular, nos pasa aquí con el guay: lo usamos para todo». Miguel Ramiro Valderrama, de 71 años, es profesor en la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Valladolid, y fue uno de los organizadores de la cita que se celebró en Soria. Según él, «la tendencia del castellano a simplificarse y repetir las palabras es intrínseca a toda lengua, y si se empobrece no pasa nada, porque volverá a enriquecerse».
Fuente: Fundéu
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