Por ejemplo:
El caso es que si lloviese... Mejor no pensar cosa tan improbable.
Estamos ante un bosque
mediterráneo de encinas, alcornoques, pinos... Bajo estos árboles es fácil
encontrar níscalos en otoños lluviosos.
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Cuando los puntos suspensivos no cierran un enunciado y este continúa tras
ellos, se escribe en minúscula.
Por ejemplo:
Estoy pensando que... aceptaré; en esta ocasión debo
arriesgarme.
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Se
usan los puntos suspensivos en los siguientes casos:
Ejemplos:
Su tienda es como las de los
pueblos, donde se vende de todo: comestibles, cacharros, ropas, juguetes...
Puedes hacer lo que te apetezca
más: leer, ver la televisión, escuchar música...
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b) Cuando se quiere expresar que antes de
lo que va a seguir ha habido un momento de duda, temor o vacilación.
Ejemplos:
Iré; no iré... Debo decidirme
pronto.
Espero una llamada del
hospital... Seguro que son buenas noticias. No sé... Creo que... bueno, sí,
me parece que voy a ir.
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c) En ocasiones, la interrupción del
enunciado sirve para sorprender al lector con lo inesperado de la salida.
Por ejemplo:
Se convocó a una junta, se
distribuyeron centenares de papeles anunciándola y, al final, nos reunimos...
cuatro personas.
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Por ejemplo:
Fue todo muy violento, estuvo
muy desagradable... No quiero seguir hablando de ello.
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e) También se emplea este signo de
puntuación cuando se reproduce una cita textual, sentencia o refrán, omitiendo
una parte.
Ejemplos:
En ese momento de indecisión,
pensé: “Más vale pájaro en mano...” y acepté el dinero.
El escolar recitaba muy solemne:
“En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme...”
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f) Se escriben tres puntos dentro de
paréntesis (...) o corchetes [...] cuando al transcribir literalmente un texto
se omite una parte de él.
Por ejemplo:
Yo fui loco y ya soy cuerdo;
fui don Quijote de la Mancha (...) y soy ágora Alonso Quijano el Bueno.
(Cervantes: Quijote, 11, LXXIV) Fuente: RAE y Panhispánico de dudas |
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