El diccionario que mostrará cómo ha cambiado el significado de las palabras
Hace unos siglos, «calle» era una exclamación de asombro y «plaza» sinónimo de «fama». Todo esto lo explicará el Nuevo diccionario histórico del español que prepara la Real Academia Española.
Hubo un momento en que en España se usaba la palabra «antofagastino» con sentido peyorativo. Pocos sabían de la ciudad nortina de Chile, pero utilizaban su nombre con una clara connotación negativa. Tanto así, que sus habitantes protestaron.
«¿Por qué se produjo esto? ¿Quién empezó a usarlo y lo puso de moda en ciertos círculos? No se sabe», afirma José Luis Samaniego, decano de la Facultad de Letras de la Universidad Católica. Y agrega: «Ahora está en desuso, pero como está registrado en algunos textos literarios de la época, hacía falta un diccionario que dé cuenta de este tipo de fenómenos».
Justamente eso es lo que hará el Nuevo diccionario histórico del español (NDHE), que está preparando la Real Academia Española (RAE) y en el que participarán las 22 Academias de la Lengua. Según la RAE, «pretende presentar de modo organizado la evolución del léxico español a lo largo del tiempo». Y su objetivo será ofrecer «aquella información relevante sobre la historia de las palabras que permita interpretar los textos del pasado. Para ello se dará cuenta de la evolución de los significados de las palabras, e incluso de los usos lingüísticos accidentales de una época determinada».
El NDHE está a cargo del lingüista Juan Antonio Pascual (coautor del Diccionario etimológico de la lengua), y para su confección, en 2005 se creó la Fundación Instituto de Investigación Rafael Lapesa. La obra se lanzará sólo en formato electrónico, por lo vasto del material y porque su intención es mostrar las distintas relaciones entre los términos. «El hecho de que esta obra se conciba como un diccionario electrónico permite presentar la evolución de las unidades léxicas teniendo en cuenta las relaciones (genéticas, morfológicas, semánticas, etc.) que éstas mantienen entre sí, de forma que se sitúe la evolución de las palabras dentro de la red de conexiones establecidas entre ellas», explica la RAE.
Alfredo Matus, director de la Academia Chilena de la Lengua, explica que este trabajo se ha visto retardado por las grandes publicaciones que han lanzado en los últimos años (como la Nueva ortografía y la Nueva gramática), pero sigue en proceso. Y hace unas semanas publicaron en internet parte de los recursos con los que están trabajando.
Uno de los servicios que se encuentran disponibles es el «Mapa de diccionarios», un buscador que arroja los significados de los términos en seis distintas ediciones del diccionario académico: 1780, 1817, 1884, 1925, 1992 y 2001.
Su intención es ofrecer una «visión evolutiva del léxico moderno», y es así como se puede descubrir que en 1780 «Adolescencia» se definía como «la edad desde catorce hasta veinte y cinco años», mientras que en 1992 —y hasta hoy— pasó a ser «edad que sucede a la niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo del organismo». El término «Escuela», en tanto, pasó de ser «la casa, ó pórtico donde enseñan á leer y escribir á los niños» (en 1780), a definirse en 1925 como «establecimiento público donde se da a los niños la instrucción primaria en todo o en parte».
Así, también, puede observarse que en 1780 la palabra nación se describe: «Se usa freqüentemente en singular para significar qualquier extrangero», y recién en el diccionario de 1884 aparece la acepción de «Estado ó cuerpo político que reconoce un centro común supremo de gobierno». Darío Rojas, delegado de la Fundéu BBVA en Chile y profesor de la Universidad de Chile, explica: «Ambos sentidos se remontan a una misma palabra del latín: 'natio' (nacimiento, el acto de nacer). Por otra parte, 'natio' se usaba desde muy antiguo en latín, en época romana, como equivalente de etnia, pueblo (...). El uso de nación como equivalente de extranjero tiene que ver con que los romanos llamaban 'nationes' a todos los pueblos bárbaros que no formaban parte del Imperio Romano».
Idioma en movimiento
Que una lengua tenga modificaciones no es una preocupación para los lingüistas. Es más, significa que está viva, porque son los mismos hablantes los que provocan los cambios.
Alfredo Matus explica: «Hay ciertas palabras que tienen tenacidad histórica, como es 'mesa', que viene directamente de la palabra latina 'mensa', y significaba lo mismo. Pero hay otras, sobre todo las que están más cercanas a la afectividad de las personas, que son más susceptibles de transiciones semánticas, de ir cambiando».
Por esto, Samaniego advierte que no hay que alarmarse cada vez que las palabras comiencen a utilizarse con un sentido distinto al que aparece en el diccionario: «A lo mejor va a ser el nuevo significado que adquirirán».
DEFINICIONES DE OTROS TIEMPOS
"Matrimonio" en 1817
"Contrato que se celebra entre hombre y muger por mutuo consentimiento externo, en que da el uno al otro potestad sobre su cuerpo".
"Nación " en 1780
"Se usa freqüentemente en singular para significar qualquier extrangero".
"Lápiz" en 1817
"Fosil mas ó menos negro, poco pesado, blando, graso al tacto, que destiñe mucho y del que se hace uso para dibujar".
"Plaza" en 1780
"Se toma por fama, ú opinion; y así se dice: fulano pasa PLAZA de valiente, de discreto".
"Pantalón" en 1884
"Calzón largo, algunas veces con pie, otras ceñido y sujeto, y otras suelto y ancho. Compónese de dos piezas, una para cada pierna, y por esta cualidad se nombra comunmente".
"Calle" en 1780
"Usado como interjecion significa la estrañeza, ó armonía que causa alguna cosa. Regularmente se suele decir, CALLE que es bueno".
Fuente: Constanza Rojas Valdés para El mercurio, Chile.
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