Textos académicos
¿Estás haciendo un trabajo para la universidad? ¿Tienes un blog? ¿Estás redactando tu tesis? Escribir correctamente es algo fundamental para dar calidad a nuestros trabajos. Debemos cuidar la estructura, la gramática y la ortografía para crear textos comprensibles y para hacer de ellos un medio eficaz de comunicación.
A continuación damos algunos consejos sobre ortografía, para que sepan cómo se tienen que escribir correctamente algunas de las expresiones más comunes dentro del mundo de la historia del arte.
Consulta cómo se escriben
1) Títulos de obras de creación
Obras de arte citadas por su autor.
Objetos singularizados.
2) Edificios y monumentos
Estancias y recintos de edificios.
3) Movimientos y estilos artísticos o culturales
Grandes movimientos artístico-culturales.
Géneros artísticos.
Movimientos, estilos y escuelas.
4) Términos del ámbito religioso
Libros sagrados.
Episodios religiosos.
Órdenes religiosas.
Deidades y otros seres del ámbito religioso.
Seres mitológicos y fabulosos.
5) Periodos prehistóricos e históricos
Imperios
6) Acontecimientos históricos
Revoluciones.
Guerras.
7) Títulos y cargos
Santos
1) Títulos de obras de creación
En español, se escribe con mayúscula inicial únicamente la primera palabra del título de cualquier obra de creación, sea esta de la naturaleza que sea (libros, cómics, películas, cuadros, esculturas, piezas musicales, programas de radio o televisión, etc.), mientras que el resto de palabras que lo componen -salvo los nombres propios o las expresiones que, por su naturaleza, exijan la mayúscula- deben escribirse con minúscula: Asesinato en el Comité Central, Cien años de soledad, El estrangulador, La familia de Pascual Duarte, La familia de Carlos V, Mujer con espejo.
La cursiva obligatoria en la escritura de los títulos de obras de creación delimita ya claramente su extensión, por lo que debe evitarse escribir con mayúsculas todos los elementos significativos del título, como se hace en inglés. El artículo que antecede a la mención de ciertas obras de creación no siempre pertenece al título y, en ese caso, debe escribirse con minúscula y en redonda; así ocurre en casos como la Odisea, la Ilíada o la Divina comedia.
Obras de arte citadas por su autor:
Cuando el nombre de un autor, sea completo, sea solo el apellido, se utiliza para designar cada una de sus obras, debe mantenerse la mayúscula del antropónimo, subrayando con ello la vinculación directa del autor con sus obras: un Gauguin, un Vermeer, un Antonio López, un Picasso, etc.
Objetos singularizados:
Las denominaciones de objetos de carácter artístico, arqueológico o histórico formadas por un sustantivo genérico y un especificador, sea este un adjetivo o un complemento preposicional, se escriben con minúscula, a excepción de los nombres propios que las integren: la fíbula prenestina, la corona de Recesvinto, el cilindro de Ciro, la estela moabita, la piedra Roseta.
2) Edificios y monumentos
Los adjetivos y sustantivos que forman parte de la denominación de sedes de entidades o instituciones, de edificios singulares o de conjuntos y elementos arquitectónicos de carácter monumental se escriben con mayúscula: el Coliseo, el Partenón, la Casa de América, la Casa Rosada, la Catedral de Santiago, la Pirámide del Sol, los Reales Alcázares, la Torre Eiffel, la Puerta de Alcalá, el Arco del Triunfo, la Columna de la Independencia. No obstante, cuando el sustantivo genérico que acompaña al término específico se corresponde con la naturaleza del referente designado, es asimismo admisible escribir el sustantivo genérico con minúscula y aplicar la mayúscula solo al término específico: el arco del Triunfo, la torre Eiffel, la catedral de Santiago, la casa Batlló, etc.
Las denominaciones, generalmente de carácter coloquial, que se emplean como alternativa estilística a los nombres de edificios o monumentos se escriben también con mayúscula inicial, no así los artículos que las anteceden: el Pirulí (por Torrespaña, sede de la televisión pública española, en Madrid), la Bombonera (por el estadio Alberto J. Armando, del Boca Juniors argentino, o por el estadio Nemesio Díez, del Deportivo Toluca mexicano), la Raspadura (por el monumento a Jose Martí en la plaza de la Revolución de La Habana).
Estancias y recintos de edificios:
No hay razón para escribir con mayúscula los sustantivos y adjetivos de carácter común o apelativo con que se designan las diversas estancias o recintos de que se compone un edificio: el despacho oval de la Casa Blanca, el oratorio del Palacio de Gobierno, la capilla Pazzi, el claustro de la iglesia de los Jerónimos, la sacristía de San Francisco el Grande, la sala de profesores del Instituto Cervantes, el salón de baile del Palacio Real, el salón de grados de la Universidad Autónoma, etc. No obstate, en sedes institucionales y en edificios de carácter monumental es frecuente bautizar con nombres específicos determinadas estancias o recintos, caso en el que todos los elementos de la expresión denominativa se escriben con mayúscula: la Galería de los Espejos (en el Palacio de Versalles), el Patio de los Leones (en la Alhambra), el Salón de Ciento (en el Ayuntamiento de Barcelona), el Salón de los Pasos Perdidos (en el Capitolio de La Habana).
3) Movimientos y estilos artísticos o culturales
Grandes movimientos artístico-culturales:
Se escriben con mayúscula inicial los nombres de los grandes movimientos artísticos y culturales que abarcan todas o la mayor parte de las disciplinas artísticas (arte, literatura, música, etc.) e identifican grandes periodos históricos-cronológicos culturalmente diferenciados: el Renacimiento, el Barroco, el Neoclasicismo, el Romanticismo.
Los especificadores que acompañan estos nombres se escriben con minúscula: el Renacimiento francés, el Barroco tardío, el Romanticismo alemán.
Movimientos, estilos y escuelas:
En cambio, las denominaciones de movimientos, estilos o escuelas propios de disciplinas artísticas concretas, a menudo coincidentes unos con otros en una misma época, se escriben con minúscula, ya que el periodo histórico en el que se encuadran no puede identificarse en exclusiva con ninguno de ellos: gótico, románico, escuela holandesa, modernismo, cubismo, dadaísmo, simbolismo, surrealismo, vanguardismo.
Géneros artísticos:
Las denominaciones de los géneros propios de las distintas disciplinas artísticas se escriben siempre con minúscula por ser expresiones meramente referenciales que designan esas clases o categorías: el cine negro, la novela pastoril, la pintura abstracta.
4) Términos del ámbito religioso
Libros sagrados:
Los sustantivo y adjetivos que forman parte del título de los libros sagrados, así como de sus denominaciones antonomásticas, se escriben con mayúscula inicial, pero no el artículo que los antecede, que se escribe con minúscula: la Biblia, el Corán, el Libro de Mormón, el Libro de los Muertos, la Torá, las Sagradas Escrituras. Esta norma se aplica a cada uno de los libros que los componen: el Cantar de los Cantares, el Eclesiastés, el Libro de los Reyes, el Nuevo Testamento, los Hechos de los Apóstoles, el Mishná (parte del Talmud, libro de la ley judía).
Hay que saber, además, que los títulos de los libros sagrados se escriben en letra redonda, y no en cursiva.
Episodios religiosos:
Las denominaciones que corresponden a episodios religiosos o acontecimientos relevantes en la historia narrativa de las distintas religiones deben escribirse con minúscula: la huida a Egipto, la matanza de los inocentes, la oración en el huerto, la asunción de la Virgen. Cuando el sustantivo que designa alguno de estos episodios pasa a dar nombre a una festividad, se escribe con mayúscula inicial: la Ascensión, la Asunción.
Órdenes religiosas:
Se escriben con mayúscula inicial los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de las órdenes religiosas o religioso-militares: la Orden de Predicadores, la Orden de San Agustín, la Orden del Temple, la Orden del Carmelo o del Carmen, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, la Orden de la Cartuja, la Compañía de Jesús. Se escriben también con mayúscula los especificativos que se usan por sí solos en la designación de alguna de estas órdenes: el Temple, el Carmelo.
El sustantivo orden se escribirá con mayúscula inicial solo cuando forme parte del nombre propio de uno de estos institutos, pero no en sus referencias genéricas: El libro de describe con realismo la dureza de los monjes de la orden; La regla de esta orden es especialmente estricta; Entró en la orden franciscana a los veinte años.
La mayúscula del nombre de la orden no es extensible a los derivados con los que se designa a sus miembros, y que se emplean a menudo en plural para referirse a todo el colectivo: un monje agustino, un dominico, los franciscanos, los templarios, los cartujos, las carmelitas.
Deidades y otros seres del ámbito religioso:
Los nombres propios con los que se designa particularizadamente a los dioses, profetas y otros seres o entes del ámbito religioso se escriben con mayúscula incial: Alá, Jehová, Jesucristo, Mahoma, Quetzalcóatl, Yemayá, Kukulkán, el Espíritu Santo, Satanás, Lucifer, Odín, Júpiter, Minerva.
Tanto los apelativos antonomásticos como las advocaciones que se les aplican deben escribirse igualmente con mayúscula inicial: el Señor, el Creador, el Todopoderoso, el Gran Arquitecto, el Salvador, la Virgen, la Purísima, la Innombrable, el Maligno, la Virgen de Fátima, Nuestra Señora del Rosario, el Cristo de la Agonía, el Buda de la luz Ilimitada.
El sustantivo dios (‘ser supremo’) debe escribirse con mayúscula únicamente cuando se emplea como nombre propio, de carácter antonomástico, para designar al ser supremo de una religión monoteísta: Por medio de Moisés, Dios separó las aguas del mar Rojo para facilitar su paso a los judíos; En el islam no está permitido representar a Dios en imágenes; Dios envió a su hijo para salvarnos. En cambio, debe escribirse con inicial minúscula cuando se emplea como nombre común para referirse al ser supremo de modo genérico: Jehová es el nombre hebreo del dios de los judíos y cristianos; No hay más dios que Alá; o a divinidades de religiones politeístas, acompañando o no al nombre propio correspondiente: ¡Oh, dioses, velad por ella!; la diosa Atenea; el dios Viracocha.
Los sustantivos diablo o demonio, apelativos comunes utilizados habitualmente para referirse a Satanás o Lucifer, el ángel caído, se escribirán con minúscula: Fausto vendió su alma al diablo a cambio de sabiduría; Las brujas eran acusadas de tener trato carnal con el demonio.
Seres mitológicos y fabulosos:
Los nombres que designan individualizadamente a seres mitológicos o fabulosos se escriben, por su condición de nombres propios, con mayúscula inicial: Polifemo, Clío, Pegaso, Terpsícore; no así los nombres comunes genéricos que designan las distintas clases de estos seres, que deben escribirse con minúscula inicial, tanto si se usan en singular como en plural: una ninfa, un fauno, una sirena, cíclopes, gracias, nereidas.
5) Periodos prehistóricos e históricos
Los sustantivos prehistoria e historia, que designan los dos grandes periodos cronológicos en que se divide la existencia de la humanidad, se escriben con minúscula inicial.
En cambio, los nombres de los periodos en que se se dividen tanto la prehistoria como la historia (ya sea universal, ya sea la de algún país en particular) se escriben con mayúscula: el Paleolítico, el Neolítico, la Edad de Piedra, la Edad de los Metales, la Antigüedad, el Medievo, la Alta Edad Media, el Renacimiento, la Edad Moderna, el Siglo de las Luces, la Edad Contemporánea, el Tercer Reich, la República de Weimar, la Guerra Fría.
Imperios:
En las denominaciones de los diferentes imperios, tanto si se usan para designar el periodo de tiempo caracterizado por esa forma de gobierno como el conjunto de territorios que los conforman, se escribe con mayúscula la palabra imperio, pero no el especificativo subsiguiente, salvo que contenga algún nombre que así lo exija: el Imperio romano, el Imperio maya, el Imperio bizantino, el Imperio austrohúngaro, pero el Imperio de Occidente. Se escriben, sin embargo, con mayúscula los adjetivos antepuestos: el Celeste Imperio (China imperial), el Bajo Imperio. En la expresión Sacro Imperio Romano Germánico se escriben con mayúscula tanto el adjetivo antepuesto como los pospuestos, ya que se trata del nombre propio de la entidad política formada por diversos Estados de Europa central, que pervivió desde la Edad Media hasta los inicios de la Edad Contemporánea.
6) Acontecimientos históricos
Los sustantivos y adjetivos que forman parte de la denominación de acontecimientos históricos relevantes, que suelen dar nombre a determinados periodos históricos, se escriben con mayúscula inicial cuando se trata de antonomasias o de denominaciones que no aluden de forma directa o transparente a los hechos designados: la Reconquista, el Cisma de Occidente, la Contrarreforma, la Semana Trágica, la Gran Depresión, la Primavera de Praga.
Cuando la expresión con la que nos referimos a un determinado acontecimiento histórico designa de forma directa y transparente la naturaleza del referente nombrado, no se requiere la mayúscula, salvo en los elementos presentes en la denominación que así lo exijan, como los nombres propios: la caída del Imperio romano, el descubrimiento de América, la conjuración de Venecia, el motín de Esquilache, la revuelta de los comuneros, la liberación de París, la toma de la Bastilla, el desembarco de Normandía, el sitio de Leningrado, la conferencia de Yalta.
Revoluciones:
Se escriben con mayúscula los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de las revoluciones, salvo los adjetivos especificativos que expresan nacionalidad, que se escribirán con minúscula inicial: la Revolución Industrial, la Revolución de los Claveles, la Revolución de Octubre, la Revolución Cultural china, la Revolución francesa, la Revolución mexicana.
Guerras:
En el caso de las guerras, solo es necesaria la mayúscula en los componentes de la parte específica de la expresión denominativa, no así en el sustantivo genérico guerra, que debe escribirse con minúscula inicial: la guerra de los Cien Años, la guerra de Secesión, la guerra de la Independencia, la guerra del Opio, la guerra del Golfo, la guerra de los Seis Días. Si la expresión es meramente apelativa, y no una etiqueta denominativa singularizadora equivalente a un nombre propio, no hay razón para la mayúscula en ninguno de sus elementos: la guerra europea, la guerra franco-prusiana, la guerra civil española, las guerras carlistas, las guerras púnicas.
En el caso de los conflictos mundiales, el uso ha fijado como nombre propio singularizador las expresiones Primera Guerra Mundial y Segunda Guerra Mundial, con inicial mayúscula en todos sus componentes; el ordinal presente en estos nombres puede escribirse con números romanos: I Guerra Mundial, II Guerra Mundial. Son antonomásticas expresiones como la Gran Guerra (por la primera de las guerras mundiales) o la Guerra Civil (en referencia a la sufrida por algún país en concreto, por ejemplo, la española de 1936-39 o la costarricense de 1948), razón que justifica su escritura con mayúscula inicial en ambos componentes.
Del mismo modo que en las guerras, en el caso de las batallas solo debe aplicarse la mayúscula a la parte específica de la denominación: la batalla de las Termópilas, la batalla de San Quintín, la batalla de Ayacucho.
7) Títulos y cargos
Los sustantivos que designan títulos nobiliarios, dignidades y cargos o empleos de cualquier rango (ya sean civiles, militares, religiosos, públicos o privados) deben escribirse con minúscula inicial por su condición de nombres comunes, tanto si se trata de usos genéricos: El rey reina, pero no gobierna; El papa es la máxima jerarquía del catolicismo; El presidente de la república es un cargo electo; como si se trata de menciones referidas a una persona concreta: La reina inaugurará la nueva biblioteca; El papa visitará la India en su próximo viaje; A la recepción ofrecida por el embajador acudió el presidente del Gobierno, acompañado de la ministra de Defensa y el general Martínez, jefe del Estado Mayor; El duque de Frías fue nombrado nuevo jefe de Gobierno; El arzobispo de Managua ofició la ceremonia; Presidirá la junta el director general de Telefónica.
Santos:
Al igual que otros tratamientos, deben escribirse con minúscula inicial las palabras san, santo y santa que anteceden al nombre: san Cristóbal, san Sebastián, san Lorenzo, santa Lucía, santo Domingo. La escritura con mayúscula inical solo es obligatoria en las abreviaturas de los tratamientos, que han quedado fosilizadas de esta forma: S., Sto. y Sta.
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Referencias
Textos extraídos de VV. AA. (2010): Ortografia de la lengua española. Ed. Real Academia Española, Asociación de Academias de la Lengua Española y Espasa Libros, Madrid.
Fuente: Natalia Barriuso. Croma Cultura
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