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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Ciudadela, de Saint-Exupery

En la vorágine de los autores y los libros de autores consagrados por el canon, quedan arrinconados u olvidados en el margen de la historia de la literatura universal autores y libros. La memoria literaria tiene también su desván. Como sucede en la vida, escritores y títulos necesitan una segunda oportunidad. Nadie podría decir que Balzac es un escritor arrinconado, aunque tampoco se puede decir que es un éxito de ventas en Francia. Balzac es un clásico reconocido del que pocos pueden decir que no hayan leído Papá Goriot o Eugenia Grandet. Pero, ¿cuántos han leído Los chuanes o La obra maestra desconocida del mismo autor? Con Gustave Flaubert podría decirse otro tanto: se ha léido, por placer o por obligación escolar Madame Bovary, pero ¿Las tentaciones de Sant Antonio? Incluso si me apuran, ¿son muchos más los que han leído su libro póstumo e inacabado Bouvard y Pecúchet? Hemos leído Oliver Twist y Grandes esperanzas, pero ¿Casa desolada del mismo Dickens?  En este espacio que

Una deliciosa y mágica rareza de Dickens

Reino de Cordelia celebra los 200 años del nacimiento del autor británico reeditando el cuento La raspa mágica  ilustrado por Bedford Uno piensa en Charles Dickens (Portsmouth,, 1812-Gadshill), 1890 y le vienen a la cabeza los grandes clásicos de larga extensión: David Copperfield, Oliver Twist o Historia de dos ciudades. Pero el novelista más emblemático de la época victoriana, es también autor de pequeños relatos como este La raspa mágica del que hoy hablamos. La pequeña editorial Reino de Cordelia celebra los 200 años del nacimiento de Dickens -festejados en todo el mundo con actos y reediciones- con la publicación de este singular cuento traducido por Susana Carral y con todas las ilustraciones originales de la edición original dibujadas por F. D. Bedford. El poeta, filólogo y traductor Luis Alberto de Cuenca, poseedor de una edición antigua de La raspa mágica comprada en Londres, es autor del prólogo. Se publicó por primera vez en 1868, como segunda parte de las cuatro

El papel del libro electrónico

El dato no tiene pretensión estadística pero es elocuente. Lo aporta un amigo que ama leer y sabe observar con ánimo crítico sin perder el optimismo: en los subtes de Nueva York, donde cabría esperar que entre quienes disfrutan de la lectura se impusieran los dispositivos electrónicos (la oferta tecnológica es variada; los precios, convenientes, y no parece una invitación al robo exhibir un aparato sofisticado en el transporte público), se ven, sin embargo, tantos libros como tabletas. "La proporción es cincuenta y cincuenta", me dice. Tal vez ciertos cambios, aunque radicales, no sean tan veloces ni excluyentes como nos apresuramos a creer. La Historia de la lectura y de la escritura en el mundo occidental , de Martyn Lyons, que Editoras del Calderón acaba de publicar en castellano permite sacar algunas conclusiones interesantes al respecto. El trabajo de Lyons se orienta a desarmar ciertos tópicos que se han cristalizado en mito, o van camino de hacerlo. Por ejemplo,

Virginia Woolf o el pez melancólico

Alguien la comparó con un pez melancólico, encerrado en una pecera, en una sofocante sala victoriana, pugnando por salir de su prisión; pero ¿qué le pasaría al pez fuera del medio en que transcurrieron sus primeros años? Irene Chikiar Bauer ha invertido siete años de trabajo y novecientas páginas para responder a esa pregunta, en esta monumental (en todas las acepciones) biografía crítica de la célebre escritora inglesa, de quien los lectores argentinos tenemos una imagen magistralmente trazada por Victoria Ocampo. Imagen idílica, donde Virginia asume la figura melancólica de una ninfa de Burne-Jones, tal como la retrató Gisèle Freund en una sesión fotográfica abusivamente tramada por Victoria y en vano resistida por la autora de Orlando . Virginia: ¿fue realmente así, ese ente casi inmaterial que en las imágenes de Freund parece una ondina hecha de pura luz? Otra pregunta a la que la señora Bauer suministra un haz de respuestas que enfocan a la biografiada desde todos los ángul

La narración total e incesante

Sergio Ramirez Pese a las malas lecciones, el libro de la historia seguirá abierto para ser reescrito. Es probable que los libertadores se conviertan en tiranos, pero lo que viene a importar es cada momento en que se piensa el futuro, y se trata de hacerlo realidad. Es lo que cuenta para Baltasar Bustos, y es lo que cuenta para Fuentes, quien además lo imagina como novelista con pasión desbordante. La lección es que toda lucha es incesante. Los ideales no terminan nunca de cumplirse pero siempre valdrá la pena pelear por ellos, y la escritura lo único que hace es tratar de navegar en las aguas agitadas del curso de los acontecimientos. Ideas, sueños, acciones, todo va siempre desbocado. Baltasar Bustos persigue a través de América a Ofelia Salamanca, una mujer que a la vez es la historia, la historia donde los próceres terminan siempre en el pudridero, enfrentando el pelotón de fusilamiento sentados en un taburete, como última merced, y por último, sus cabezas de bronce cubiertas

El boom editorial de Clarice Lispector

La obra de la escritora, dramaturga y periodista brasileña Clarice Lispector conoce en estos días una cantidad de ediciones inéditas y de reediciones que la sitúan a la vanguardia de la literatura en portugués, desde sus primeros artículos a las obras experimentales cercanas a su final. Su caso es atípico: no es sencillo deducir de esa escritura una voz femenina que no se confunda con una mímesis masculina. En esa dificultad se cifra una posición que no se deja regular por las taxonomías al uso. Sin embargo, ¿quién dudaría que escribe una mujer? Lispector nació en Ucrania en 1920; a los 2 años, su familia se instala en Brasil, donde falleció en 1977 víctima de un cáncer. Su primera novela, escrita a los 24 años, Cerca del corazón salvaje (1944) la hizo merecedora del premio Graça Aranha. Después de publicar La manzana en la oscuridad (1961), la crítica literaria brasileña la situó, junto con João Guimarães Rosa, en el centro de la ficción de vanguardia. En su obra —donde

Emily Dickinson estrena nueva imagen

La historia se repite: hace tres meses investigadores británicos concluían que un retrato de Jane Austen a los 13 años era auténtico, ahora investigadores estadounidenses confían en que una fotografía recién descubierta de Emily Dickinson muestre a la poeta a los 30 años, en la plenitud de su carrera. Hace sólo un par de semanas hablábamos de la polémica de los escritores que compraban buenas críticas en Estados Unidos, y ahora en el Reino Unido el autor de best-sellers RJ Ellory confiesa que ha pecado, que durante años ha escrito buenas reseñas en internet para sus novelas... Y malas para las de sus colegas.  Emily Dickinson, a la izquierda, con su amiga Kate Scott Turner en 1859. Empezamos:  ESTADOS UNIDOS Hasta ahora sólo se conocían dos imágenes de la enigmática poeta estadounidense Emily Dickinson: una pintura de ella cuando era niña con sus hermanos y un daguerrotipo de 1847, a la edad de 16 años. Y parece que habrá que sumar una tercera: según el Amherst Coll

Algo más sobre Historias de cronopios y de famas

Columna literaria de Adriana Greco en Programa radial Paranormales UN CRONOPIO PEQUEÑITO Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de la calle en la mesa de luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle. Aquí se detenía el cronop io, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta. Historias de cronopios y de famas  (1962) es un peculiar e inclasificable libro que, estructurado en cuatro partes (Manual de instrucciones, Ocupaciones raras, Material plástico e Historias de cronopios y de famas), ofrece en palabras de Alberto Cousté una suerte de ética, disfrazada por el humor y protegida de la solemnidad por la ternura . En esta obra, Cortázar alterna el relato breve, la viñeta y el ensayo lírico. Cortázar utiliza por primera vez el término "cronopio" en 1952, en una crónica a un concierto de Louis Amstrong (posteriormente incluida en La vuelta al día en ochenta mundos) que titula "Louis, enormísi

"viento en popa", no "de viento en popa"

La locución "viento en popa" quiere decir 'con buena suerte, dicha o prosperidad' y se escribe sin la preposición "de", tal como recoge el Diccionario académico. Sin embargo, en ocasiones, se emplea la forma inapropiada "de viento en popa", como en "El elenco rafaelino, que anda de viento en popa en este inicio del Torneo Argentino B, cuenta con algunas dificultades...", "La presidenta aseguró que el canje de deuda marcha de viento en popa". En los ejemplos anteriores, lo adecuado hubiera sido emplear simplemente "viento en popa": "El elenco rafaelino, que anda viento en popa en este inicio..." o "La presidenta aseguró que el canje de deuda marcha viento en popa". Seguinos en Twitter