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Mostrando entradas de junio, 2020

Cuentos: Hoy Juan José Saer

Cuento completo: Sombras sobre vidrio esmerilado.  Juan José Saer Publicado en Unidad de lugar, 1966 Sombras sobre vidrio esmerilado   A Biby Castellaro  ¡Qué complejo es el tiempo, y sin embargo, qué sencillo! Ahora estoy sentada en el sillón de Viena, en el living, y puedo ver la sombra de Leopoldo que se desviste en el cuarto de baño. Parece muy sencillo al pensar «ahora», pero al descubrir la extensión en el espacio de ese «ahora», me doy cuenta enseguida de la pobreza del recuerdo. El recuerdo es una parte muy chiquitita de cada «ahora», y el resto del «ahora» no hace más que aparecer, y eso muy pocas veces, y de un modo muy fugaz, como recuerdo. Tomemos el caso de mi seno derecho. En el ahora en que me lo cortaron, ¿cuántos otros senos crecían lentamente en otros pechos menos gastados por el tiempo que el mío? Y en este ahora en el que veo la sombra de mi cuñado Leopoldo proyectándose sobre los vidrios de la puerta del cuarto de baño y llevo la mano hacia el corpiño vacío, rellen

Cuentos: Hoy Isaac Asimov

Cuento completo de Isaac Asimov Publicado en 1955 The Magazine of Fantasy and Science. Traducción de César Terrón.                                          Soñar es un asunto privado Jesse Weill levantó la vista de su escritorio. Su cuerpo viejo y descarnado, la nariz de prominente caballete, los ojos hundidos y sombríos y las sorprendentes greñas canosas habían definido su aspecto durante los años que Sueños Inc. se había hecho mundialmente famosa. —¿Ya está aquí el chico, Joe? —preguntó. Joe Dooley era un hombre corpulento y de baja estatura. Un puro acariciaba su húmedo labio inferior. Se quitó el cigarro de la boca por un instante e hizo un gesto afirmativo con la cabeza. —Ha venido con sus padres. Todos están asustados. —¿Está seguro de que no se trata de una falsa alarma, Joe? No dispongo de mucho tiempo. —Consultó su reloj—. Asuntos gubernamentales a las dos. —Es una cosa segura, señor Weill. —El rostro de Dooley era todo seriedad. Sus carrillos temblaban con persuasiva intensid