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Mes de J. R. R. Tolkien

Cinco curiosidades acerca de Tolkien




1) Tolkien luchó en la Primera Guerra Mundial 

Tolkien tenía 22 años cuando su universo se transformó radicalmente: dejaba atrás los libros, los partidos de rugby y las clases de lengua inglesa en Oxford para alistarse en el regimiento de fusileros de Lancashire. Estaba destinado, de hecho, a uno de los escenarios más cruentos que vio la Primera Guerra Mundial: la batalla del Somme. 

Lo vivido en las trincheras dejó una huella profunda en Tolkien, quien años más tarde se inspiraría en ese horror para dar forma a lo que hoy conocemos como Mordor. 

Si quieres saber de qué otras formas la Gran Guerra se relaciona íntimamente con la Tierra Media, te recomendamos encarecidamente esta lectura: Tolkien y la Gran Guerra. Es un documento fascinante escrito por John Garth, premiado y repleto de cartas inéditas que el escritor enviaba a sus amigos más cercanos. Nos permite ponernos en su piel y descubrir un relato conmovedor sobre el impacto que la guerra tuvo en la literatura de Tolkien. 


2) Tolkien se consideraba a sí mismo un hobbit

Se identificaba plenamente con sus personajes de corta estatura, ya que se declaraba un gran aficionado de la naturaleza, la tranquilidad, la brisa matutina o la cerveza. Sólo se diferenciaba de ellos en la estatura. 

La palabra hobbit, sin embargo, podría no haber sido inventada por Tolkien. Cuando en los años setenta el diccionario británico quiso incluir el término “hobbit” entre sus entradas, preguntó al escritor sobre su origen. Tolkien afirmó que se le ocurrió espontáneamente, mientras ejercía de profesor en Oxford, pero no recordaba más detalles. Rastreando la etimología inglesa, se encontró la misma expresión en un recopilatorio de criaturas fantásticas de 1895: The Denham Tracts. A Collection of Folklore by Michael Aislabie Denham. Volume II. Apenas se publicaron unas cincuenta copias del mismo y se cree que, en su interés por el folklore, Tolkien podría haber tropezado con el vocablo tiempo atrás y habría salido a la superficie cuando escribía sus relatos. Aún hoy sigue sin estar claro el origen de la palabra. 


3) El señor de los anillos no tendría que haber sido una trilogía 

Sí, su obra más famosa es una trilogía y lo más curioso es que no fue concebida como tal, sino que toda la historia de El señor de los anillos tenía que haberse publicado en una sola entrega. Se cree que una repentina subida del precio del papel en el momento de la publicación hizo que los editores decidieran partir la historia en tres entregas. Otros lo atribuyen al tamaño de las obras: si en tres entregas el volumen de cada libro no es nada despreciable, los editores pensarían que una sola entrega iba a hacer palidecer a sus posibles lectores. De hecho puedes leer El señor de los anillos tal y como fue concebido, en una sola entrega, en esta edición de Minotauro. 

También se ha hablado del nombre que recibieron cada una de las entregas (La comunidad del anillo, Las dos torres, El retorno del rey), que habrían sido propuesta de la editorial pero no habrían entusiasmado especialmente a Tolkien. Sea como fuere, ya forman parte de la historia de la literatura y su impacto en el universo de la ficción y la fantasía son innegables.



2) Tolkien se consideraba a sí mismo un hobbit

Se identificaba plenamente con sus personajes de corta estatura, ya que se declaraba un gran aficionado de la naturaleza, la tranquilidad, la brisa matutina o la cerveza. Sólo se diferenciaba de ellos en la estatura. 

La palabra hobbit, sin embargo, podría no haber sido inventada por Tolkien. Cuando en los años setenta el diccionario británico quiso incluir el término “hobbit” entre sus entradas, preguntó al escritor sobre su origen. Tolkien afirmó que se le ocurrió espontáneamente, mientras ejercía de profesor en Oxford, pero no recordaba más detalles. Rastreando la etimología inglesa, se encontró la misma expresión en un recopilatorio de criaturas fantásticas de 1895: The Denham Tracts. A Collection of Folklore by Michael Aislabie Denham. Volume II. Apenas se publicaron unas cincuenta copias del mismo y se cree que, en su interés por el folklore, Tolkien podría haber tropezado con el vocablo tiempo atrás y habría salido a la superficie cuando escribía sus relatos. Aún hoy sigue sin estar claro el origen de la palabra. 






3) El señor de los anillos no tendría que haber sido una trilogía 

Sí, su obra más famosa es una trilogía y lo más curioso es que no fue concebida como tal, sino que toda la historia de El señor de los anillos tenía que haberse publicado en una sola entrega. Se cree que una repentina subida del precio del papel en el momento de la publicación hizo que los editores decidieran partir la historia en tres entregas. Otros lo atribuyen al tamaño de las obras: si en tres entregas el volumen de cada libro no es nada despreciable, los editores pensarían que una sola entrega iba a hacer palidecer a sus posibles lectores. De hecho puedes leer El señor de los anillos tal y como fue concebido, en una sola entrega, en esta edición de Minotauro. 

También se ha hablado del nombre que recibieron cada una de las entregas (La comunidad del anillo, Las dos torres, El retorno del rey), que habrían sido propuesta de la editorial pero no habrían entusiasmado especialmente a Tolkien. Sea como fuere, ya forman parte de la historia de la literatura y su impacto en el universo de la ficción y la fantasía son innegables.


5) Tolkien inventaba idiomas como diversión


Tolkien quiso dotar a su obra de la mayor coherencia posible. Por ello aparte de sus obras más conocidas —El hobbit y la trilogía El señor de los anillos—, encontramos numerosos libros que conectan las edades, hechos, familias y características de los habitantes de su universo literario. Por supuesto un apasionado por las lenguas como Tolkien debía de dar a sus criaturas un lenguaje propio y por ello durante años se dedicó a crear nuevos idiomas. Algunos de los más conocidos son el quenya y el sindarin, propios de los elfos. ¿Su origen? Una mezcla de idiomas como el finés, el griego o el latín.
Una de las obras más interesantes para expandir el universo Tolkien es La naturaleza de la Tierra Media, donde podemos encontrar no sólo un ensayo filológico sobre las lenguas habladas en su obra sino también reflexiones sobre distintos temas como la concepción del tiempo para los elfos, el proceso de elaboración de lembas, la reencarnación o la sexualidad para los elfos, las voces de los enanos o un recorrido por la flora y la fauna en Númenor. 
Y otra curiosidad. ¿Sabías que los idiomas que creó para su trilogía ni siquiera fueron los primeros que inventaba? De niño se divertía con su prima Mary Incledon creando una lengua inexistente, el nevbosh. Cuando era un adolescente de su mente salieron nuevas lenguas como el naffarin, mezcla de latín y español, un idioma sobre el que edificaría las lenguas élficas que hablan sus personajes en El señor de los anillos.
De hecho su pasión y conocimiento de las lenguas era tan profundo que estuvo a punto de enrolarse como descifrador de códigos durante la Segunda Guerra Mundial. Hizo el curso de preparación pero finalmente nunca se dedicó a ello. Esta anécdota y otras nos acercan al complejo y fascinante personaje que fue JRR Tolkien, un hobbit según él mismo se veía, fan de la calma y la vida tranquila, pero una mente inquieta como pocas. 





Fragmentos de El señor de los anillos


J. R. R. Tolkien
El señor de los anillos (fragmento)

"Salido de la duda, libre de las tinieblas, cantando al Sol galopó hacia el amanecer, desnudando la espada. Encendió una nueva esperanza, y murió esperanzado; fue más allá de la muerte, el miedo y el destino; dejó atrás la ruina, y la vida, y entró en la larga gloria.
(...)
No es oro todo lo que reluce, ni toda la gente errante anda perdida; a las raíces profundas no llega la escarcha; el viejo vigoroso no se marchita. De las cenizas subirá un fuego, y una luz asomará en las sombras; el descoronado será de nuevo rey, forjarán otra vez la espada rota.
(...)
Galopaba con un furor demente, como si la fervorosa sangre guerrera de sus antepasadosle corriera por las venas con un fuego nuevo; y transportado por Crinblanca parecía un dios de la antigüedad, el propio Orome el Grande, se hubiera dicho, en la batalla de Valar, cuando el mundo era joven. El escudo de oro resplandecía y centelleaba como una imagen del sol,y la hierba reverdecía alrededor de las patas del caballo. Pues llegaba la mañana, la mañana y un viento del mar; y ya se disipaban las tinieblas; y los hombres de Mordor gemían, y conocían el pánico, y huían y morían, y los cascos de la ira pasaban sobre ellos. Y de pronto los ejércitos de Rohan rompieron a cantar, y cantaban mientras mataban, pues el júbilo de la batalla estaba en todos ellos, y los sonidos de ese canto que era hermoso y terrible llegaron aun a la ciudad. "


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