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Los mejores epígrafes de la literatura

Resultado de imagen para grandes epigrafes de la literaturaEl epígrafe consiste en uno o más textos, generalmente breves, situados entre el título y el comienzo del texto. Los epígrafes pueden hacer referencia a la totalidad del texto (epígrafe de texto) o al capítulo o parte que encabezan. En tanto reproducen palabras de diversas fuentes, los epígrafes son un tipo especial de cita. En literatura los epígrafes funcionan muchas veces como parte de la intertextualidad de un texto.

Durante la historia ha habido grandes aficionados a los epígrafes, como Edgar Allan Poe, que los utilizaba a menudo para encabezar sus cuentos. A continuación encontrarás la lista de grandes epígrafes en la literatura pertenecientes a libros de prestigiosos autores.



10. En Un hombre que duerme. George Perec 

No es necesario que salgas de casa. Quédate a tu mesa y escucha. Ni siquiera escuches, espera solamente. Ni siquiera esperes, quédate completamente solo y en silencio. El mundo llegará a ti para hacerse desenmascarar, no puede dejar de hacerlo, se prosternará extático a tus pies".

Fragmento de Consideraciones acerca del pecado, el dolor, la esperanza y el camino verdadero, de Franz Kafka. 

9. En El Padrino. Mario Puzo.

Detrás de cada gran fortuna hay un crimen.

La comedia humana, Honore de Balzac.

8. En Pastoral americana. Philip Roth
Sueña cuando acaba el día,
Sueña y tus sueños podrían hacerse realidad,
Las cosas nunca son tan malas como parecen,
Así que sueña, sueña, sueña. 

Dream, Johnny Mercer.

7. En La conjura de los necios. John Kennedy Toole

Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él.

An Essay on the Fates of Clergymen, Jonathan Swift.

6. En 2666. Roberto Bolaño 

Un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento.

El viaje, Charles Baudelaire.



5. En Fahrenheit 451. Ray Bradbury 
Si te dan un papel pautado, escribe por detrás.

Juan Ramón Jiménez.

4. En Memoria de mis putas tristes. Gabriel García Márquez 

No debía hacer nada de mal gusto, advirtió al anciano Eguchi la mujer de la posada. No debía poner el dedo en la boca de la mujer dormida ni intentar nada parecido.

La casa de las bellas dormidas, Yasunari Kawabata.

3. En Matar a un ruiseñor. Harper Lee
Los abogados, supongo, también tuvieron infancia.

Charles Lamb. 

2. En El reparador. Bernard Malamud 
Arroyos irracionales de sangre manchan la tierra...

The Gyres, William Butler Yeats.

1. En Por quién doblan las campanas. Ernest Hemingway 

Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas; doblan por ti.

Las campanas doblan por ti, John Donne.

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