Seix Barral cierra el curso editorial con la reveladora edición conmemorativa de El túnel en el 70 aniversario de su publicación, con el expediente completo de la censura franquista hasta ahora desconocido.
Conocidas son las graciosas anécdotas de Marsé sobre censores obsesionados por los pechos y muslos de sus novelas. Pero la maquinaria de la censura franquista no fue tan mojigata e ignorante como se cree. Hubo funcionarios muy conscientes de lo que leían: «Nos encontramos ante el relato de las consecuencias de un amor ilícito. En el fondo, a la manera de los cultivadores del absurdo, un Camus, por ejemplo, hay una defensa apasionada de la fidelidad en el amor, pero se parte del equívoco...», reza un informe de mayo de 1965 que rechaza la obra. En diciembre del mismo año otro funcionario es aún más demoledor: «En cuanto a la forma, el relato empela una fraseología excesivamente cruda, y si prescindimos de la intención simbólica del autor, no nos queda más que una novela pornográfica, en la que se relata un adulterio y un asesinato».
Las descripciones y apreciaciones de ambos censores son acertadas. Por un lado, el autor de El extranjero (1942) estaba en la órbita filosófica de la obra y del autor, como también lo estaba otra novela muy de época en la misma línea existencialista de Jean Paul Sartre: La náusea (1938). De hecho, fue Camus el responsable de que se tradujera al francés y se publicara en la prestigiosa Gallimard. Pero el problema, contra a lo que decían los censores, es que no se podía prescindir de su crudeza, porque era su principal baza, ni tampoco de su dimensión simbólica o filosófica. «Caillois me la hizo leer y me ha gustado mucho la sequedad y la intensidad. He aconsejado a Gallimard que la editen», dice Camus al autor en una carta de junio de 1949. Se trata de una de las grandes cumbres narrativas del siglo XX en lengua española que comienza así: «Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne...», de la que en 2018 se cumple el septuagésimo aniversario de su publicación, en la editorial Sur de Buenos Aires. Seix Barral recupera El túnel de Ernesto Sabato (1911-2011) en edición conmemorativa que incorpora en un apéndice el revelador expediente de la censura franquista, hasta ahora desconocido. No fue sino hasta 1966 que el régimen finalmente autorizó a Seix Barral su publicación en España. Además, también se incluyen textos sobre la novela del propio Sabato de Heterodoxia (1953), El escritor y sus fantasmas (1963) y Antes del fin (1999). Un verdadero regalo con el que Seix Barral cerró ayer en el Museo Etnológico su tradicional fiesta de fin de curso editorial.
Fuente: Matías Néspolo para El mundo
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