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1984: entre el poder, las distopías y Gran hermano

  "Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado"
                                                  George Orwell  

 1984
Novela publicada en 1948, y ubicada treinta y seis años en el futuro, 1984  de George Orwell, es una obra distópica* donde el autor logra una descripción escalofriante de cómo el poder del Estado puede llegar a dominar la vida de las personas a través del condicionamiento cultural. Esta sátira apocalíptica transcurre  en un Estado totalitario donde el poder es el valor absoluto y único a causa del cual todo puede ser sacrificado y, una vez obtenido, no queda nada más importante que la voluntad de conservarlo a cualquier precio. La vigilancia despiadada de este Superestado ha llegado a apoderarse de la vida y la conciencia de sus súbditos, interviniendo incluso en las esferas más íntimas de los sentimientos humanos.
Todo está controlado por la sombría y omnipresente figura del Gran Hermano, el jefe que todo lo ve, todo lo escucha y todo lo dispone. Winston Smith, el protagonista, aparece inicialmente como símbolo de la rebelión contra este poder monstruoso, pero conforme el relato avanza se siente atraído por ese engranaje, omnipotente y cruel perdiendo su individualidad. La odisea de Smith en un Londres dominado por el Gran Hermano y el partido representa una crítica a los regímenes autoritarios, aunque sus analogías con el comunismo estalinista resultan evidentes, dada la trayectoria vital del autor. La novela cobra nueva vigencia en la sociedad actual, en la que el control a los ciudadanos, coercitivo o no, está perfeccionado como en ningún otro momento de la historia de la Humanidad.

La trama

el mundo está dividido en tres grandes superpotencias: Oceanía, Eurasia y Asia Oriental. La primera de ellas comprende América, Australia, Gran Bretaña y el sur de África. Eurasia es el resultado de la absorción de Europa por parte de la Unión Soviética. Asia Oriental comprende China, Japón e Indochina. El resto del planeta padece una guerra interminable que enfrenta a las tres potencias, en un cambiable ir y venir de alianzas y quebrantamientos de alianzas. Al iniciarse la novela, Oceanía está en guerra con Eurasia, siempre ha estado en guerra con Eurasia, y está aliada con Asia Oriental.
Winston Smith es un funcionario del Departamento de Registro del Ministerio de la Verdad, que irónicamente es el organismo encargado de falsear la realidad y manipular la opinión pública. Es un cuadro inferior del todopoderoso Partido, muy lejos del nivel de vida alcanzado por los miembros del Partido Interior (la auténtica élite de la sociedad, cuya cúspide es el todopoderoso Gran Hermano) y muy por encima de las privaciones de los proles, la clase inferior. Winston Smith es, pues, un representante de la llamémosle clase media de uno de los Estados más represores que ha presentado la literatura.
Pero Winston tiene dudas. Un incidente aislado, ocurrido años antes, le hace sospechar que el Partido manipula la realidad hasta extremos inauditos. Por error, cayó en sus manos un documento que demostraba que tres disidentes políticos caídos en desgracia (Jones, Aaronson y Rutherford), a quienes él mismo había visto en una ocasión, habían sido considerados héroes del Partido para, a continuación, desaparecer de cualquier fuente documental como si nunca hubiesen existido. El trabajo de Winston consiste precisamente en eso: en alterar la prensa de tal manera que las noticias que incomodan al Partido sean sustituidas por otras que se adecuen a la verdad oficial. 
Al desaparecer de la prensa y de cualquier otro medio de comunicación, se puede decir que estas noticias nunca han existido. De manera análoga, las personas caídas en desgracia a los ojos del Partido dejan de existir a los ojos del mundo. Más aún: nunca han existido. Son nopersonas. Oceanía puede estar en guerra con Asia Oriental, más aún: Oceanía siempre ha estado en guerra con Asia Oriental; pero si el Partido dice que Oceanía está en guerra con Eurasia, habrá que creer al Partido: Oceanía está en guerra con Eurasia; más aún, Oceanía siempre ha estado en guerra con Eurasia. La facultad de cambiar de idea al compás de las consignas del Partido se conoce como doblepensar. Un objeto blanco puede ser negro si el Partido dice que es negro, y la tarea del buen miembro del Partido (y, por ende, del buen doblepensador) estriba en adquirir la habilidad mental necesaria para convencerse a sí mismo de cuándo un objeto blanco es negro. La capacidad del doblepensar de generar paradojas se manifiesta en la nomenclatura de los órganos gubernamentales: el Ministerio de la Verdad se encarga de manipular la mente de los ciudadanos; el Ministerio de la Abundancia gestiona los cada vez más escasos recursos alimenticios y de materias primas; el Ministerio de la Paz es el que moviliza tropas; y el Ministerio del Amor es el encargado de ejercer la coerción física y mental sobre la población.



La primera manifestación de sumisión al partido es el acatamiento de sus tres grandes eslóganes:

La guerra es la paz
La libertad es la esclavitud
La ignorancia es la fuerza
Estas tres consignas constituyen el resumen de su pensamiento y, son todo lo que un buen miembro del Partido necesita saber para ser un ciudadano de comportamiento correcto. 


Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia...


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