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De Borges a Piglia, el escritor argentino y la tradición

23 de abril de abril de 2011 - Sala Julio Cortázar
Ricardo Piglia - Feria del Libro de Buenos Aires


La sala Julio Cortázar de la 37.ª Feria del Libro de Buenos Aires y sus 300 butacas colmadas fueron el marco en el que se desarrolló el distendido diálogo entre Ricardo Piglia y el periodista Pablo Gianera. Una charla amena e intensa en la que el autor deLa ciudad ausente habló sobre la tradición literaria argentina, Borges, sus contemporáneos y los ritos de los escritores. 
La conversación comenzó desmenuzando el título del diálogo: “Escribir con la literatura argentina”. Para Piglia ese “escribir con” es hacerse cargo de la tradición, es construir una relación con los antepasados. En ese sentido, explicó que en los 60, “la literatura argentina parecía estar dividida en dos frentes tajantes: la dicotomía Arlt o Borges”. “Pero mi generación, la de Saer, Puig, Briante, se propuso unir esas dos vertientes, y más bien incorporamos a los dos, como si fueran hermanos de madres distintas”. 
Para Piglia todo escritor se genera un orígen, así Borges se autocolocaba en una línea que incluía a Kipling, a Wells, a Chesterton, a Stevenson y de manera inteligente evadía la relación con las grandes narrativas como la de Proust o Dostoievski. 
Por otro lado, “Con Arlt nos identificábamos, porque encontrábamos en él ese tono de hijo de inmigrante y los escritores de mi generación en su mayoría también lo éramos”. “Nos reconocíamos en el tono arltiano, en su tensión discursiva”. 
Explicó que recurrían a Borges y a Arlt como una estrategia, “para pasar por alto a nuestra generación anterior, la de Viñas y Beatriz Guido”. “Apelamos a los abuelos para matar a los padres”, sostuvo en un irónico tono psicologista, que desató risas cómplices en un auditorio entregado al placer de sus palabras. 
A su vez, el reciente ganador del Premio Crítica de España, sostuvo que “no es lo mismo escribir desde un espacio periférico como Argentina, que escribir en un país central. Porque las condiciones en las que se produce son diferentes; así Borges hizo muchas tareas que lo distrajeron de su literatura” y recordó el itinerario de sus trabajos, desde los artículos en “El Hogar”, hasta su empleo como funcionario municipal. 
Gianera acotó que esa condición periférica no fue algo desventajoso para Borges: “que no haya salido de Buenos Aires en su momento de más creatividad, es una prueba de cómo hay que hacerse cargo de la ciudad en la que uno vive. Esa es la lección que la tradición nos da, debemos trabajar con lo que tenemos”. 
Así todo escritor lo hace desde un lugar, construye sus territorios y sus rituales. Piglia resaltó que Puig escribía con la televisión prendida y mientras la madre le cebaba mate. “En mi caso siempre tengo una rutina y valoro las distracciones productivas, porque luego uno encuentra que esas cosas actúan en la creación literaria de una manera muy particular”. 
Distendido y locuaz, Piglia contestó algunas preguntas del público, que al finalizar lo aplaudió fervorosamente retribuyendo así, el haber sido testigos de un diálogo memorable.
 Fuente: El blog de la feria

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