Las ciudades invisibles
En noviembre de 1972, Italo Calvino nacido en Cuba pero de padres italianos, publica Las ciudades invisibles. Un libro cuya gestación se produce de manera muy similar a los actuales blogs, mediante la clasificación de breves relatos en "etiquetas". No se trata de una novela ni de un libro de relatos. Son más bien varias estampas de ciudades imaginarias, unidas por el mínimo nexo de esos dos personajes Marco Polo y Kublai, que conversan sobre ellas, cada cierto número de hojas.
En la nota preliminar leemos:
“En Las Ciudades Invisibles no se encuentran ciudades reconocibles. Son todas inventadas; he dado a cada una un nombre mujer; el libro consta de capítulos breves, cada uno de los cuales debería de servir de punto de partida de una reflexión válida para cualquier ciudad o para la ciudad en general.”
Más palabras de su autor:
"Cuando escribo procedo por series: tengo muchas carpetas donde meto las páginas escritas, según las ideas que se me pasan por la cabeza [...]. Cuando una carpeta empieza a llenarse de folios, me pongo a pensar en el libro que puedo sacar de ellos. Así en los últimos años llevé conmigo este libro de las ciudades, escribiendo de vez en cuando, fragmentariamente. Durante un período se me ocurrían sólo ciudades tristes, y en otro sólo ciudades alegres. [...] Se había convertido en una suerte de diario que seguía mis humores y mis reflexiones; todo terminaba por transformarse en imágenes de ciudades: los libros que leía, las exposiciones de arte que visitaba, las discusiones con mis amigos.”
También nos da algunas pistas que nos ayudarán a comprender el libro:
"Lo que le importa a mi Marco Polo es descubrir las razones secretas que han llevado a los hombres a vivir en las ciudades. Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje; son lugares de trueque, [...] trueques de palabras, de deseos, de recuerdos. Mi libro se abre y se cierra con las imágenes de ciudades felices que cobran forma y se desvanecen continuamente, escondidas en las ciudades infelices.”
Quizás, nos ayude a entender la obra estas últimas palabras de Calvino:
"El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio... "
Fuente: Ingelmo, A tu aire
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