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Andruetto, entre la infancia y la adultez

María Teresa Andruetto no escribe con una mano literatura para adultos y con la otra literatura infanto-juvenil. Es la misma sensibilidad, la misma inteligencia, puestas al servicio de lectores que más allá de cuál sea su fecha de nacimiento esperan que un libro los cautive desde el principio hasta el final.
Esa idea ha guiado siempre no sólo la escritura narrativa y poética de Andruetto sino también su permanente compromiso con la difusión de la lectura. 
El premio Andersen que le fue otorgado al conjunto de su obra el 19 de marzo pasado es considerado el Nobel de la literatura infanto juvenil y viene a consagrar así junto a la indiscutible calidad de una obra, toda una vida de trabajo dedicada a contagiar el amor por la literatura a grandes y chicos.
Andruetto interviene desde hace treinta años en el campo de la literatura infantil donde trabajó en la formación de maestros, fundó centros de estudio y revistas especializadas, dirigió colecciones y participó en planes de lectura. Es profesora invitada en numerosos espacios de formación de grado y posgrado y autora invitada en congresos, seminarios, ferias y jornadas, en su país y el extranjero. Obtuvo, por su narrativa, los premios Luis de Tejeda 1993, Fondo Nacional de las Artes 2002 y en 2011 resultó finalista del Premio Rómulo Gallegos con su novela Lengua Madre. Fue Lista de Honor de IBBY y Premio Iberoamericano a la Trayectoria en Literatura Infantil SM 2009. 
Reunió su experiencia  en talleres de escritura en dos libros realizados en colaboración, La escritura en el taller (Anaya, 2008) y El taller de escritura en la escuela (Comunicarte, 2010) y sus reflexiones en Hacia una literatura sin adjetivos (Comunicarte, 2009). Su obra ha servido de base para la creación de otros artistas, y se realizaron a partir de ella libros objeto, cortometrajes, espectáculos poético-musicales, coreografías, espectáculos de narración oral escénica, adaptaciones teatrales y otros. Narran sus cuentos narradores orales de España y Latinoamérica y sus libros son materia de estudio en universidades argentinas, americanas y europeas.
Su conocida novela juvenil  Stefano aparece el tema de la inmigración, que ella conoce bien de cerca, ya que algunos de sus familiares son inmigrantes: "Soy hija de un partisano que llegó desde el norte de Italia a la Argentina, en 1948, y por una sucesión de circunstancias más o menos azarosas, se instaló en un pueblo de la pampa húmeda, donde nací, y ahí vivió toda su vida. También mi mamá es hija de inmigrantes italianos que llegaron al país hacia finales del mil ochocientos. El agradecimiento a la tierra de llegada que le había permitido trabajar y formar una familia, fue la otra cara de la tristeza que le causaba a mi padre el desarraigo. A poco de venir, murió su madre y luego otros y otros, hasta que cada vez se hizo más fuerte la idea de ya no regresar".

En Stéfano, novela juvenil que dedica a su padre, relata la vida de un inmigrante italiano que llega a nuestro país con su bagaje de ilusiones y recuerdos. "Aunque Stéfano no relata la vida de mi padre, hay muchas cosas de él en el libro, cosas desperdigadas aquí y allá, sobre todo pequeñas anécdotas y rasgos familiares, como el mandolín que toca el viejo Moretti, o el hambre cuyo fantasma acosó a los inmigrantes para siempre, o las comidas que se comían en casa, o las canciones que cantaban en el puerto, o el nombre de ciertos pueblos por donde sé que él pasó, o el título mismo del libro que replica su nombre".
En tiempos de guerra, en Italia, la pobreza llega a extremos patéticos. Stéfano se despide de su madre, viuda y sin más hijos, quien no quiso acompañarlo en la aventura en el nuevo mundo. La partida es desgarradora para ambos, no obstante haber sido anunciada con años de anticipación por el muchacho. Luego vendría la travesía en el Syrio, el naufragio. Llegan los sobrevivientes. Stéfano se hospeda en el Hotel de Inmigrantes, desde donde el muchacho y su amigo se trasladan al campo del tío de este último. En ese campo, Stéfano comprende que, por mucho que se esfuerce, nunca tendrá un puesto similar al de su compañero de viaje. Se inicia en la música y se integra a un circo, hasta que finalmente se establece, forma pareja, y la vida le regala la felicidad de un hijo.
Este es –muy resumido- el argumento de la historia que está destinada a lectores adolescentes, pero que puede ser leída con sumo interés por los adultos. Tanto unos como otros encontrarán en ella ecos de lo que les han relatado sus mayores, atisbos de la misma esperanza y el mismo dolor, narrados con maestría por una escritora que sabe hacernos vibrar con su pluma y que presenta interesantes recursos estilísticos, como el manejo del tiempo y el cambio de registro en la narración.
La novela –que obtuvo numerosas distinciones y fue traducida al alemán y al gallego- es ideal para que los jóvenes de hoy, bisnietos de quienes vinieron a "hacer la América" sepan cuánto debieron abandonar sus mayores y cuánto encontraron aquí. "Si un libro es un modo de conocer –afirma Andruetto-, una manera de penetrar en el mundo y buscar el sitio que nos corresponde en él, Stéfano me permitió recuperar la sensación de hambre, desarraigo, extrañamiento, de hombre y mujeres que, tal como los que hoy se marchan, ayer llegaban buscando una vida mejor".

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